
Eso me lleva a comentar lo siguiente: en ese entonces, la piratería musical se hacía en base a cassettes copiados de LP y sonaban mejor que los originales. Los vendían en infinidad de lugares; en los setentas, incluso las propias tiendas grababan dichos cassettes piratas. ¿Con qué cara podían quejarse El Virrey, Sono Radio, IEMPSA, etc. de la piratería, si el mercado informal ofrecía un producto mejor a bajo precio? Es algo muy diferente a comprar un libro pirata mal fotocopiado y peor encuadernado que es para leer y esconder antes que se le caigan las páginas.
A pesar de todo, años más tarde probé con algo del recordado vocalista de Queen. Pobre Freddie, qué manera de ofenderlo aquí con ese producto. Su recopilación póstuma, "The Freddie Mercury Album", sonaba como si la cinta se hubiera caído a un lodazal. ¿La inigualable voz de Farrokh Bulsara? Hay que ser justos: las cuatro primeras canciones suenan más o menos, pero a partir de allí lo que se oye parece un toro con ronquera, no al creador de "We are the Champions". Ese cassette lo compré porque no había CD disponible, pero después, con la apertura de los locales del jirón Quilca, pude finalmente deshacerme de él y adquirir un producto que me permitiera llevar a Mercury a un mejor lugar en mi colección. Luego descubrí las galerías Brasil, en las cuales arrasé con los cassettes importados, originales, con música de los ochentas, que disfruté durante la última parte de la década siguiente en un equipo JVC importado. También me metí al local de long-plays del jirón Zepita, a completar mi música con discos LP importados, a través de los cuales pude comprobar que era cierto lo que leí alguna vez: "Tocado en un equipo apropiado, el vinyl hace añicos al compact". Por supuesto, quien dijo eso estaba pensando en la industria extranjera, no en nuestros pálidos discos de vinyl que solo superaban a los tristes cassettes nacionales.
Esa es, pues, la historia del cassette de manufactura local. Ya no se fabrican, pero me parecía bastante fresco el slogan que aparecía, en los últimos años de su existencia, en la parte interior de la etiqueta, instándonos a proteger la industria fonográfica. Yo, obviamente, siempre preferí proteger mis oídos.
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