jueves, 10 de diciembre de 2020

Devolver los aportes a la ONP... ¿pero de dónde?

Supongamos que tengo una jarra de agua en la cual diez personas le echan cada una, desde un recipiente, una cantidad diferente de azúcar. Uno echa una cucharadita, otro dos cucharadas, etc. A continuación revuelvo el azúcar hasta que se disuelve toda: el azúcar está allí, no la puedo ver pero si pruebo el agua compruebo que está dulce. Ahora bien, resulta que la gente quiere que le devuelvan el azúcar que se disolvió. ¿Que hacemos? Tendríamos que evaporar el agua por completo, pero ya no tendríamos agua y es seguro que parte del azúcar se quemaría. La única solución sería sacar azúcar del recipiente de donde provino y darle a uno su cucharadita, al otro sus dos cucharadas, etc.

Ahora bien, el Congreso acaba de dar una ley que obliga a la ONP a devolver los aportes efectuados por los trabajadores hasta un máximo de 1 UIT. El problema es que, al igual que en el vaso con agua, los aportes no son tangibles, todo se halla destinado a pagar pensiones de otras personas, lo siguiente que se le agregue servirá para lo mismo, y así. Algunos estiman que el fondo está, para todos los fines prácticos, quebrado. El problema es... ¿de dónde se va "devolver" los aportes de los miles de trabajadores que pusieron su dinero en ese fondo? 

La solución de sacar el dinero de lo que se halla destinado al pago de pensiones sería lo mismo que evaporar el agua, es decir, terminar de liquidar el fondo: no es viable. Entonces, habría que obtener el dinero del recipiente donde está el azúcar, o sea el erario público, el dinero recaudado de otros impuestos. Pero ese dinero está destinado para otras cosas: obras públicas, pago de remuneraciones de trabajadores estatales, etc. Luego de los bonos otorgados por el gobierno del ex presidente Vizcarra, el equilibrio del presupuesto se haría casi insostenible. Es decir, o quiebras a uno o quiebras al otro.

O podemos fabricar azúcar que no existe, es decir, imprimir billetes. Luego de los bonos de Vizcarra, el dólar subió 3.39 a 3.60, nivel en el que se ha estabilizado. Para remate, la ley es groseramente inconstitucional ya que el Congreso no tiene facultades para manejar la hacienda. Si el Tribunal Constitucional no hace su trabajo, probablemente el dólar se dispare a 3.80, la inflación se acelerará y todo por el populismo de ciertos sectores del Congreso que en este momento tenemos. Espero, sinceramente, que se opte por el camino de la sensatez.