Se ha convocado al XXIV concurso del Cuento de las 1000 palabras de "Caretas" y de pronto tuve deseos de conocer algo más acerca de la historia de los concursos literarios que se realizan en nuestro medio.
Revisando algunas publicaciones del siglo XIX, me topé con el Concurso Literario "Santa Rosa de Lima", realizado por el tricentenario de su nacimiento. Las bases fueron redactadas el 19 de noviembre de 1885 y fueron aprobadas el 23. Veamos primero algo de sus disposiciones:
"2ª a) Las composiciones en prosa serán, o un trabajo histórico sobre Santa Rosa de Lima, o un trabajo simplemente literario sobre dicho tema". Como se ve, no dice nada de cuentos o novelas cortas, incluso era aceptable un ensayo. Lo que se premió, sin embargo, no fue ninguna de las tres cosas, como se verá.
"3ª El mejor trabajo en prosa y la mejor composición en verso serán premiados, cada uno, con una medalla de oro". Un concurso que ofrece un premio simbólico no habría llamado la atención de nadie hoy día. Por eso han desaparecido. También estuvieron contempladas medallas de plata y bronce, y diplomas para las menciones honrosas, aparte de la inserción de los trabajos en una publicación.
Resumiendo el resto de las bases, los trabajos debían enviarse por correo a dos secretarios, José Antonio Roca y E. Larrabure y Unanue, quienes los conservarían para ser presentados al Jurado. Este Jurado fue designado por una Junta, siendo presidente del Jurado de prosa José A. de Lavalle, y de verso, Ricardo Rossel.
El sistema de plica estaba vigente, aunque solamente los sobres con los nombres se quemarían después del concurso. De las obras que no resultaran premiadas, ni se dice. En cuanto al plazo de entrega, concluía el 1 de abril de 1886, es decir que aparentemente los Jurados tenían pocos días para dar su fallo, tanto en verso como en prosa, pero en realidad los estaban leyendo a medida que llegaban por lo que no hubo problemas. Es más, luego de leidos, sugirieron una ampliación del plazo hasta el 15.
Ceremonia de premiación.-
El 24 de abril de 1886, en el salón de Conferencias del "Ateneo", Larrabure y Unanue, Lavalle, Paz Soldán, Rossel y otras conocidas personalidades de la época se reunieron con los restantes miembros del Jurado y otros miembros del "Ateneo", en presencia de una buena cantidad de curiosos. Luego de que una banda militar tocara el Himno Nacional, Lavalle y Rossel leyeron algunos fragmentos de las obras premiadas y entonces, y solo entonces, se procedió a abrir los sobres adjuntos que contenían los datos de los ganadores. Sería bastante romántico que se haga eso ahora, delante de todos. Y mucho más interesante.
El Primer Premio (Medalla de Oro) en prosa resultó ser del Dr. Cipriano Zegarra, por un rollo de 200 páginas escritas a mano que llevaban el título "Estudio Bibliográfico acerca de Santa Rosa". No podemos culparlo de gastar tinta líquida, teniendo en cuenta que la firma Remington lanzó su primera QWERTY al mercado en 1873 y todavía no eran muy populares aquí el año del concurso. El Segundo Premio, enviado desde Caracas, tenía apenas 32 páginas. El tercero fue para Juana Rosa de Amézaga (quien obtuvo asimismo una mención en verso) por su "Ensayo sobre Santa Rosa". Y otra de las menciones honrosas fue nada menos que para Clorinda Matto de Turner, por su composición "Sonrisa de Dios". A propósito, el seudónimo que utilizó fue la letra de su primer nombre: "C".
En verso obtuvo la gloria Antonio Alcalde y Valladares, de Madrid, por su "Oda a Santa Rosa de Lima". Ahora bien, del informe se desprende que solo se presentaron 23 trabajos en prosa y 18 en verso. Qué tan difícil era participar, no lo sabemos, pero qué fácil sería la labor de los jurados hoy día si las cosas fueran como antaño. Lo curioso del informe es que no solo incluye descripciones de cada trabajo premiado sino del primero presentado, aunque no obtuvo ningún premio, fechado en Puerto Rico el 20 de febrero de 1886 y titulado "Primum Deo omnis honor et gloria". Lo sorprendente es que dicho informe incluye íntegramente los textos de todas las obras ganadoras.
El primer premio en prosa, el "Estudio bibliográfico" del ganador, no es más que una larga y aburrida lista de 276 títulos bibliográficos, que incluye nombres de colecciones, referencias y datos de ubicación de libros y ediciones relacionadas con Santa Rosa de Lima, algo soñado para algún bibliotecario de la época pero... ¿ganadora de un concurso literario? Eso ya es otra cosa. Por supuesto, en nuestros tiempos de internet y catálogos virtuales, este tipo de trabajo habría sido desechado de plano, pero aún para la época me parece un tanto discutible.
En cuanto al concurso de verso, aquí la primera estrofa del poema premiado:
- "Desde la hermosa orilla
- do el Betis riega perfumadas flores,
- en las que el sol esplendoroso brilla
- e iriza con sus múltiples colores,
- siempre admiré con verdadero encanto
- de tu celeste gloria los reflejos,
- y alguna vez te consagré mi canto,
- si bien cantaba de tu pompa lejos"
Disculpen: "¿Si bien cantaba de tu pompa lejos?". Tal vez entonces el verso pudiera ser correcto, pero ni Yoda rimaría así en la actualidad.
Por otro lado, no pude sino sorprenderme al ver que Clorinda Matto de Turner comete un error en su elegía, uno que no veía desde mi época escolar (y con esto quiero decir primaria): indica que el descubrimiento de América fue el 8 de octubre, no el 12. Recuerdo, efectivamente, que cuando era niño había cierta confusión al respecto. Pero no recuerdo bien por qué motivo.
Esta fue, pues, la historia de un típico concurso literario peruano de hace dos siglos. Y, viendo bien cómo están las cosas hoy en día, para que algunos de nuestros asiduos concursantes participe en un concurso así, la medalla tendría que estar hecha verdaderamente de oro, de brillante oro macizo.
Esta fue, pues, la historia de un típico concurso literario peruano de hace dos siglos. Y, viendo bien cómo están las cosas hoy en día, para que algunos de nuestros asiduos concursantes participe en un concurso así, la medalla tendría que estar hecha verdaderamente de oro, de brillante oro macizo.
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