martes, 8 de junio de 2010

"Allco" (por Víctor Borrego Vargas)

Uno de los cuentos más interesantes de la colección de cuentos Ganadores y Finalistas - Bienal Copé 2006 es uno llamado "Allco", cuya autoría corresponde a Víctor Borrero Vargas. Nunca me detuve a profundizar en la vida de este escritor, por ello no pude menos de sorprenderme hace un par de meses, al buscar su nombre y enterarme de que había fallecido el 25 de noviembre de 2008 en el Hospital Regional de Piura. Su última novela, "Happening en la milla 6", anunciada como la novela del petróleo peruano, había sido presentada el 7 de octubre en la Alianza Francesa.





Borrero Vargas tiene varios libros y ha sido antologado, pero no he encontrado trabajo alguno en la red. Por ello, como un pequeño homenaje, he decidido colgar el cuento "Allco" aquí, pretendiendo compensar la escasa difusión que ha tenido, ya que la única manera de conseguir los ejemplares de las antologías Copé (y ni siquiera todas) es yendo al edificio de Petroperú o esperando alguna feria del Libro... de esas que ocurren cada seis meses.


ALLCO

Por Víctor Borrero Vargas

Al sexto día deste mes de abril, quinto domingo de cuaresma, del año del señor de mil e quinientos e cincuenta e tres, e con ensalzamiento de nuestra santa fe, e para dar cuenta e fazeros saber, señor don Diego de Mora, justicia mayor de la cibdad de Truxillo, sobre las cosas del señor encomendero por dos vidas don Melchor Verdugo, cosas muy cumplideras e que vuestra señoría mandará a proveer en honor de la verdad e siempre al servicio de su Serenísima Sacra Cesárea Majestad, plega a Dios que lo que dello vengo a escribir, reluzca verdad, no sin antes pedille muchas fuerzas, que ya nos tiene hechas, Dios todopoderoso.
Quiero hacer saber a vuestra señoría algunos acaecimientos de acá, e de ello pues se trata, que Dios nuestro señor sea servido, en que su buen e oportuno requerimiento, se tome nota deste informe. Vuestra señoría acá los indios son mansos para lo que toca como de sembradíos, que dichos indios destos reales de Bambamarca se someten fácilmente e fablan con gracia, e de los dichos trabajos no hay quexa alguna. Hará mucha merced en ella que provea de sus manos alguna ropilla e vituallas, de lo que nosotros aprovechamos para dichos indios, que el dicho Melchor Verdugo truxo por la fuerza a muchos dellos, para lo de explotar las minas de plata de Chilete.
El dicho Melchor Verdugo posee un perro que truxo de tierra firme, e dicho perro tiene por nombre "El Bobo", que no es nombre de cristiano; informaros tengo que el dicho Melchor Verdugo ha sembrado malsines, descontentos e desasosiegos, por ser mucho apetecido en lo del oro, e el dicho perro "El Bobo" enseñado está a las maldades que el dicho Melchor Verdugo le tiene acostumbrado, aparte del dicho perro, el dicho Melchor Verdugo se face acompañar de una india nicaragua herrada de la cara, para le enseñar a los indios a obedecer sus caprichos, e no faltan días en que el dicho perro "El Bobo" cometa fealdades aborrecibles. Dello este su humilde servidor, que besa sus reales manos e sus reales pies, es testigo, e también tengo que deciros que e vido con vista de ojos como el dicho Melchor Verdugo ordena aperrear a dichos indios, infelices e sufridos, e la dicha india nicaragua con la cara herrada, se complace, con el asentimiento del dicho Melchor Verdugo, en aparear en escenas diabólicas, al dicho perro "El Bobo", yogando con las mujeres en los dichos indios. He de confesaros que personalmente ante mi el dicho Melchor Verdugo está faciendo estas horruras, cuya repugnancia no será de su agrado, su señoría.
También quyero hazer saber que las dichas indias, daban lamentables alaridos cuando eran apareadas por el dicho perro "El Bobo"; pero dicho perro "El Bobo", muy diestro en estos execrables menesteres, que ha de horrorizar a Dios todopoderoso, las hacía querer en yogar una e otra vez, hasta que dichas indias en presencia de sus maridos, caían extenuadas al suelo, en demanada de misericordia. Esto vuestra señoría, diz que el dicho Melchor Verdugo lo avía ordenado, e después con grande crueldad la india nicaragua con la cara herrada, les daba muerte a dichas mugeres, por temer a que concibiese trasgos e endriagos e incubos e sucubos, porque el dicho Melchor Verdugo es muy supersticioso e mirando que los dichos indios, maridos de las dichas indias, bramaban de ira, dicho Melchor Verdugo se holgaba dello, e enseguida ordenaba aperrearlos, dello se encargaba la dicha india nicaragua de cara herrada, con gran jolgorio, e de los pobres indios que caían en las fauces de el dicho perro "El Bobo", sólo quedaban despojos sanguinolentos.
"El Bobo", como todos los canes, dicen que tiene nudo cuando yogan, e así se quedan prendidos de las perras, que al quedarse prendidos forman un monstruo demoniaco de dos cabezas e ocho patas, que en ser demoníaco es de muy mal agüero, e tengo que informaros que las dichas indias eran tratadas peor que perras, sin respetar indias de tierna edad e indias de edad provecta, e para poner en execución el dicho su mal propósito, el dicho Melchor Verdugo elegía a su gusto a las dichas indias e como era seguro de no sobrevivir, el dicho Melchor Verdugo impedía con amenazas a que se les bautizase, yéndose contra la cristiandad, e dichas indias no morían en gracia de Dios, e por eso se piensa que el dicho perro "El Bobo" es el demonio mismo encarnado en un can de fielísimo aspecto. E otras veces, luego de divertirse con las dichas indias yogadas, el dicho Melchor Verdugo aperreaba a los indios, sin que ellos les hacer mal ni daño alguno, e reíase con la dicha india nicaragua de cara herrada e con sus pocos amigos, malos castellanos e peores cristianos, dándose favor los unos a los otros e los otros a los otros, sin nadie osara evitarlo, para no caer en la ira del dicho Melchor Verdugo, que sacaba la daga para matar e ansymesmo sin les hacer mal ninguno, mataba a de por gusto, e así el dicho Melchor Verdugo era temido, como temido era el dicho perro "El Bobo", e a mí mismo me siguió por me matar, en circunstancias de tratar de salvar a una india agraciada, de edad de diez e cinco años, e que la había destinado a yogar con el dicho perro "El Bobo", e luego el dicho Melchor Verdugo me acusó formalmente de haber yogado a la dicha india de contra natura, e corrió noticia entre todos los pobladores, yncontynente solicité confisión al fraile; e desde allí el dicho Melchor Verdugo me tiene ojeriza, ansymesmo tengo que informaros, que el dicho Melchor Verdugo tiene al hambre a sus dichos indios, e casi en la desnudez, por falta de trapos que ponerse, e un tiempo desapareció e luego dixo que había estado en la dicha cibdad de Truxillo, donde gozaba de muchas mercedes, e que siendo esto así naidies se atrevería a tocarlo, e como dicho tengo sigue en sus horrendas diversiones, porque le daban favor e ayuda para tomar cuanto quisiese, los que estaban allá en la dicha cibdad de Truxillo. Esto le informo porque lo tengo vido por vista de ojos e bajo juramento que agora dello hago, a fin de que las varas de la justicia en sus manos, descienda alguna sanción, ya que desto mesmo se enviará copia fiel del original a la cibdad de Lima, alias de los Reyes, para le ayudar al reclamo de los dichos indios, e el dicho Melchor Verdugo me anda buscando para me querer matar.
Para les enseñar a los pobladores castellanos e indios, el dicho Melchor Verdugo, llegado de la cibdad de Truxillo a uña de bestia hasta la raza, sin importarle los hocinos de los ríos por las lluvias, se hizo recibir a campana herida que colgaba de la espadaña, e el dicho fraile a quien me puse en confisión, resultó un bigardo que hacía sus cosas al alimón con el dicho Melchor Verdigo, e guardó silencio de lo que veía por vista de ojos. El dicho Melchor Verdugo entró con arcabuceros e alabarderos e ballesteros, al lado de sus encamisados de triste recordación en Tierra Firme, haciendo tiros de bastarda, montado en su caballo "Matamoros", e el dicho perro "El Bobo" iba de pie de su amo, ese día se le vido más negro que nunca e de una vara de alzada hasta la cruz, dando roncos ladridos. Dicho esto, paso a informaros, que desde ese fatídico día, el dicho Melchor Verdugo se hacía pasear por los dichos indios en litera, vestido de talabartes de terciopelo e fajines de chamelote e jubón de gro punzó, recooriendo todos los pueblos en exigencia de oro e plata, e el dicho Melchor Verdugo hacía alarde de crueldad e algunos le decían déspota, e como muchos de dichos indios no lo conocían por su fama, se mostraban hospitalarios e le entregaban mucho oro, llamándolo Señor Principal, e el dicho Melchor Verdugo acariciando a el dicho perro "El Bobo", les decía muy holgado de si mismo, esta es la felicidad del oro, e en teniendo el oro mandaba a traer su tizona para les quebrar la cabeza a dichos indios hospitalarios, e como llamada de manos, la dicha india nicaragua de rostro herrado, escogía de entre dichas indias, a las doncellas, para que se holgase el dicho perro "El Bobo" desdoncellándolas brutalmente.
El dicho Melchor Verdugo, abulense por más señas, hace jactancia de ser el fundador de la dicha cibdad de Truxillo, e manifiesta tener licencia para perpetrar todo tipo de fechorías, amén que el dicho Melchor Verdugo es cavallero de la Orden de Santiago, ansí desta manera siempre sale bien librado de cualquier acusación, e de paso defendiendo al dicho perro "El Bobo", que lo tiene en grande estima e a la india nicaragua de rostro herrado e fiero, e alaba al licenciado Espinosa por te enseñar allá ntierra firme, como maestro en los de usar perros de guerra, e se comenta que el dicho Melchor Verdugo, resultó más aprovechado que el dicho licenciado Espinosa, en teniendo en cuenta que el dicho Melchor Verdugo aperreaba e sigue aperreando a indios de paz e indefensos. Como de su señoría es sabido, Caxamarca es muy mentada e memorada en estos reynos, por su grandor e riquezas, e tocóle en suerte al dicho Melchor Verdugo encontrar allí las primera e más prósperas minas de plata, que son las de Chilete, e el dicho Melchor Verdugo era temido entre los dichos indios de Chilete, por lo de tener mal talante e infeliz continente, amén que era hosco, e sólo le hablaba a su dicho perro "El Bobo", e de vez en cuando a la ya dicha india nicaragua de rostro herrado, quienes lo seguían de incondicional forma, debo añadir que así viajaba de pueblo en pueblo, hasta que llegó a uno de nombre Bambamarca, donde hizo comparecer a un anciano curaca llamado Tantahuata, e le exigió con apremio e grande abuso le entregase mucho oro, e respondióle el curaca llamado Tantahuata que de dónde iban a sacarlo si no lo tenían, e tomándole el dicho Melchor Verdugo como grande mentiroso, hizo que le truxeran a un hijo del dicho curaca Tantahuata, de edad de diez e ocho años, hecho esto en presencia de todos lo acusó de cuantiosas fechorías e en forma inesperada, mostrando un carácter sanguinario, soltó al dicho perro "El Bobo", azuzándolo para que agrediera al dicho infeliz indio, que lo miraba asustado e temblando de miedo, el dicho perro lo despedazó en tiempo que un cristiano demora en rezar tres credos, e el dicho curaca Tantahuata lo miraba todo en silencio e con los ojos desorbitados ante semejante barbaridad, e el dicho perro "El Bobo" se sació y dejó un montón de carne en sanguasa e los huesos quebrados del dicho indio. El dicho curaca Tantahuata, se acercó a lo que quedaba de su hijo e recogió con grande resignación, un pedazo del hueso del cráneo con pelos sanguinolentos. El dicho Melchor Verdugo llamó a su dicho pero e lo acarició en premio a su feroz hazaña, mientras el dicho perro se relamía las fauces llenas de pelos, pedazos de hueso e carne triturada; el dicho Melchor Verdugo no se movió del lugar, luego de ocho ampolletas pasadas, que es guardia de cuatro horas, e los dichos indios comenzaron a desfilar ante el dicho Melchor Verdugo, entregándole el poco oro que les quedaba, rogándole que no piera doncellas para que el dicho perro "El Bobo" se holgara dellas. El fraile bigardo a quien pedí cponfisión, guardó silencio desta atrocidad, e si las doncellas no estuvieron para el dicho perro "El Bobo", las dispusieron para que yogara el dicho bigardo a sus ancha, eran las albricias que el dicho Melchor Verdugo le daba al dicho bigardo, diciéndole que dichas indias ya estaban de recado.
Y el dicho curaca Tantahuata, es el mismo indio que caminando a la sierra llegó a la cicha cibdad de Truxillo en su busca, para quejarse del dicho Melchor Verdugo, e para que parezca ante su despacho, traxo un despojo de la cabellera de su dicho hijo, clamando que el dicho Melchor Verdugo avía aperreado a su hijo con un perro que llamaban "El Bobo", e pidió que se le hiciese justicia ante tamaña iniquidad, e como lo tengo ya dicho este es el informe que sobre tales acaecimientos me ha solicitado su señoría, porque los vecinos de la dicha cibdad de Truxillo, pudieron ver con vista de ojos,el trozo de carne con pelos pegosteados de sangre, lo que causó grande horror e repugnancia por el mal olor que ya llevaba dicho pedazo de pellejo. El comportamiento del dicho Melchor Verdugo es eprochable, ha fecha atrás que unos indios fueron a la cibdad de los Reyes a formalizar denuncia contra el dicho Melchor Verdugo, ante los oidores, por sus abusos execrables, e dichos indios cuando regresados fueros apresados e acusados de fautores e relapsos, por el dicho Melchor Verdugo, cargándolos de grillos e pesadas cadenas, los presentó por los pueblos de su encomienda, como hechiceros, en diciéndoles que escarmienten, que en caso contrario los aperreaba.
El dicho curaca Tantahuata había sabido tener un perro que en estos reynos llaman allco, no son fermosos, ni fieros, sino pequeños y apenas ladran, en cambio son astutos y grandes guardianes, e este dicho allco se ovillaba a los pies de su amo el dicho curaca tantahuata, e según los pobladorers les parecía que compartía su grande congoja, e pasaban días enteros sumidos en honda melancolía, esto, su señoría fue el principio del fin, como enseguida paso a informaros, pues que sucedió que el dicho Melchor Verdugo echó de ver que su dicho perro "El Bobo" desaparecía por las noches, e el dicho Melchor Verdugo pensaba que salía de su cuenta a aperrear indios; no embargante, nunca se tuvo noticia de indios aperreados o de indias yogadas como perras, e una madrugada lo siguió por lo del rastro e vido que se perdía por la cuchilla de Bambamarca, su huella se perdía por unas peñas e el dicho Melchor Verdugo anduvo en lo de madrugar intrigado por su dicho perro e le dijo a la india nicaragua de rostro herrado, que temía de sospechar que su dicho perro había sido embrujado por los dichos indios fautores e relapsos, e una madrugada montado en su caballo "Matamoros" e seguido de la dicha india de rostro herrado, se le pegó al rastro a su dicho perro e lo encontró en una posición de bajada, como hecho de aposta, mientras el perro allcco del dicho curaca Tantahuata lo yogaba con facilidad, hasta anudarse, e de ahí vido al monstruo de dos cabezas e ocho patas, e el dicho perro "El Bobo" se colocaba mansamente como perra en celo ante el dicho perro allcco, e esto lo venía haciendo desde que el dicho curaca Tantahuata regresó de la cindad de Truxillo, donde ya lo tengo dicho, fue a pedir a la señoría se le haga justicia. El dicho Melchor Verdugo se enfureció tanto, que sacó la tizona para hundírsela hasta el gavilán a su dicho perro "El Bobo", que se desanudó e corrió con el dicho allcco hasta perderse por esas serranías. Los dichos indios de Bambamarca regaron la noticia, que el dicho perro allcco del dicho curaca Tantahuata habían hecho sarasa al dicho perro "El Bobo", e que mejor venganza no pudo haberse servido el dicho curaca Tantahuata, e si el dicho perro "El Bobo" era sarasa, lo era también por añadidura su amo el dicho Melchor Verdugo, al que empezaron a llamar Melchor Verdugo el sarasa.
El dicho Melchor Verdugo, lleno de vergüenza, bramaba como fiera furiosa e herida, profiriendo insultos a su dicho perro "El Bobo" e, como el decía, al maldito allcco que lo había hecho sarasa, convirtiéndolo en una mujer como las dichas indias que el dicho perro "El Bobo" yogó, e lo peor del caso, es que al dicho perro "El Bobo" le gusta que el allcco lo yogue día e noche, e ya no obedece a su amo, sino que le echa como mansa mujer al allcco. Como en la población ningún vecino es amigo del dicho Melchor Verdugo, que por lo demás es odiado e mal quisto, se les vino en alegrarse de este acaecimiento, por lo de hacer burla del dicho perro e del dicho amo, e con el oro al culo del dicho perro "El Bobo".
Es todo cuanto me honro en informaros, no diciendo mas que verdades vidas por vista de ojos, e beso de su señoría sus pies e manos, como así las de su Serenísima Sacra Cesárea Majestad, para que provea lo que sea de su parecer, informe que fecho e firmo por este su servidor Juan de Malatesta.
Otrsydygo: He de agregar a esta breve relación, lo subcedido últimamente, que el dicho perro el allcco ha logrado con soltura juntar a todos los allccos destos reynos, que yogan uno tras otro al dicho perro "El Bobo", e lo tienen de nudo en nudo, e como no hallo mejor aparejo para narrarlo, me limito a informaros que el dicho Melchor Verdugo, ya tocado del caletre, anda muy enfadado, e echándose mano de las barbas, grita deseperado, yo sarasa, yo sarasa, e da pregón que meterá guazávara a los naturales destos reynos, para poner de nuevo semejantes execuciones.

Fecha ut supra.

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