viernes, 14 de mayo de 2010

Viviendo de reojo

He aprendido a desconfiar de muchas cosas, porque la desconfianza, aunque muchos no estén de acuerdo, también se aprende. Aprendí a desconfiar de las personas que no verifican su vuelto cuando compran en alguna tienda, para comprobar que no haya ningún billete falsificado, porque probablemente el billete con el que pagaron también es falso. Asimismo de los niños que corren cuando no hay nada alrededor que lo justifique, porque probablemente le acaban de robar la pelota a alguna niña inocente; de las personas que miran hacia arriba invitándome a hacer lo mismo, seguramente para que luego venga su cómplice y me arrebate el reloj, y también de los lustrabotas que insisten en teñir el calzado cuando uno solo quiere una simple lustrada.
En una ciudad poblada de pasajes estrechos, calles sin protección, serenos incapaces y acecho constante, los profesionales de la psiquiatría deberían dejar el concepto de paranoia para otros ambientes, porque aquí hay que mirar para todos lados, llevarse la mano al bolsillo de la camisa cuando se acerque alguien a pedir la hora, y asimilar algo de todas esas cosas que contribuyen a que uno esté preparado no para un acontecimiento inesperado, sino para lo de todos los días, como se puede ver en cualquier periódico por más barato que este sea.
Así, tras largos años de aprendizaje, ahora desconfío de las mujeres que van sin cartera o monedero por la calle, los policías que se detienen a conversar con los choferes de las combis, los que pasan frente a un taladro neumático sin cubrirse los oídos, los que dicen entender al Vallejo de Trilce. También de las mujeres que sostienen niños que no son de su raza, los bañistas que caminan de a seis en las playas, los profesores de los colegios de monjas, las ramas que rechinan en los árboles del Olivar; desconfío de todo lo que alguna vez pueda caerme encima y, finalmente, aprendí a desconfiar de mí mismo, porque no hay nada con mayor capacidad de generar desconfianza que alguien ha aprendido a desconfiar de todo.

Imagen tomada de aquí:
http://www.nationalghosthunters.com/kids.html y de aquí:
http://health.howstuffworks.com/how-stress-works.htm


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