Ya estaban por dar los resultados del concurso de fotografía en la Feria del Libro, cuando a un vigilante le dio la gana de jalar a un costado a un par de chiquillos de aspecto humilde, que llevaban bolsas de Crisol en las manos, para ver si se estaban llevando algo de más. Obviamente, en el entrenamiento gorilesco de estos tipos, el hecho de ver a chiquillos así, llevando bolsas con libros debe ser considerado algo sospechoso. Es decir, deben ser "valientes" con los chibolos, salvo que sean "blanquitos", eso sí, de ellos no se puede sospechar jamás, no vaya a ser que venga el papá y mande a todo el personal de vigilancia, de una patada, a cosechar tunas por ahí.
El vigilante se tomó nada menos que 7 minutos en registrarle hasta las orejas al pobre muchacho, delante de todo el mundo (imagínense la experiencia que tiene ahora este chico sobre las ferias de libros en nuestro país). Pero apuesto a que si un par de patitas con Rayban Aviador, bronceados en Eisha, pasaban delante de él con un Larousse cada uno bajo la casaca, se hacía a un costadito con mucho respeto, y hasta les deseaba Felices Fiestas. Típico, típico.
El vigilante se tomó nada menos que 7 minutos en registrarle hasta las orejas al pobre muchacho, delante de todo el mundo (imagínense la experiencia que tiene ahora este chico sobre las ferias de libros en nuestro país). Pero apuesto a que si un par de patitas con Rayban Aviador, bronceados en Eisha, pasaban delante de él con un Larousse cada uno bajo la casaca, se hacía a un costadito con mucho respeto, y hasta les deseaba Felices Fiestas. Típico, típico.
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