domingo, 8 de noviembre de 2020

La nueva Venezuela


Hay un país dividido en estados, donde un partido recibe el 90% del apoyo de la prensa, es financiado por billonarios a cambio de favores futuros, donde su candidato presidencial es un corrupto, racista y farsante al cual las redes sociales lo veneran mientras que a su contendor lo censuran. El candidato en cuestión fue muy amigo de un senador que decía que "la raza negra es inferior" y por ello, cuando el candidato mismo fue senador no quiso oponerse a una ley que obligaba a los estudiantes afroamericanos a ser llevados fuera de las escuelas en buses "para que no se junten con niños de otras razas". Por cierto, el susodicho aspirante presidencial se mandó el otro día diciéndole a un periodista radial "si no votas por mí no eres negro" y salió después con que no hay diversidad entre los afroamericanos (es decir, el viejo chiste ario de que "todos los negros son iguales"). 

Los militantes de ese partido proponen aumentar el número de jueces de la Corte Suprema de 9 a 13 para poner 4 de ellos a su servicio. Eso no es nuevo: Hugo Chávez se enfrentó mucho tiempo a una Corte Suprema de 20 miembros y dijo: esto hay que arreglarlo, así que en mayo de 2004 reformó todo el estado y aumentó el número a 32, tras lo cual fue imposible ganarle un juicio al chavismo. Asimismo, el partido al que hago referencia pretende abrir las fronteras para ganar muchos más votantes con vistas a otros procesos electorales, subir los impuestos y engañó a la población prometiéndoles un sistema de "salud gratis para todos" en un país donde los cirujanos quisieron cobrarle 60,000 dólares a un ciudadano por reimplantarle un dedo y a otro más de un millón de dólares por salvarlo del COVID (por cierto, la factura tiene 181 páginas).  

Ese partido también impulsa el recorte de derechos garantizados por la Primera Enmienda de su Constitución, es decir, le dice no a la libertad de expresión o cualquier cosa que no vaya con los lineamientos o agenda del partido. Por ejemplo, en una ciudad el dueño de un restaurante expulsó de su local a un comensal por usar un sombrero rojo, y cuando este fue donde un juez le dijeron que sus derechos constitucionales no estaban protegidos por la ley. En otro estado, que recientemente ha reabierto sus escuelas, una niña de 9 años fue obligada a quitarse una mascarilla negra que decía "Jesus loves me" o ser echada de la clase. La lista es larga, pero esas son las acciones que defiende y promueve ese partido.

Durante la campaña, la prensa se encargó de ocultar todas las miserias del candidato, como sus corruptos negocios con Ucrania y China y el hecho de que, cuando fue vicepresidente hace algunos años, usó su puesto para hacer despedir a un procurador ucraniano que investigaba a su hijo. Por otro lado, los mandamases de las redes sociales hicieron el resto del trabajo de encubrimiento, redes como Facebook y Twitter que censuraron a un periódico por haber hecho revelaciones acerca de las corruptelas del candidato y su familia. Ahora, como presidente, el susodicho quedará libre para seguir llenándose los bolsillos y permitir a las empresas de sus billonarios financistas mudar parte de sus actividades hacia otros lados para bajar sus costos y pagar así la marejada de dólares invertidos por ellos en su campaña. En total, el partido ha invertido 5,500 millones de dólares en estas elecciones, no solamente en candidatos y publicidad, sino en terceros cuya participación nunca quedará clara.

Y qué decir de las encuestadoras: Apoyo e Ipsos Perú son niños de brazos en comparación con lo visto en ese país. En uno de sus estados, a una senadora del partido contrario le prepararon sus maletas de despedida diciéndole que iba a perder por 6 puntos y en lugar de eso resultó ganando por 9. También dijeron que el candidato presidencial que menciono iba a ganar por 3 puntos en cierto estado y terminó perdiendo por 4. Mucho peor que las encuestas de nuestro medio que no le daban ni un solo escaño al pescadito (incluyendo las llamadas "encuestas secretas" que no lo eran tanto porque se leían en Reuters) y resultó metiendo 15 barbudos.

Finalmente, durante la elección, un estado donde el gobernador pertenece al partido se saltó sus propias leyes, las cuales dicen que solo se pueden recibir votos hasta las 8 p.m. del día de la elección, sin importar cuándo fueron emitidos, permitiendo que se reciban votos mucho después de cerrado el plazo, sin requerir ningún documento del votante y ni siquiera verificar la firma de la persona. Tuvo que venir un juez de la Corte Suprema para ordenar que esos votos, por el momento, los pongan aparte. Asimismo el procurador general de ese estado, quien supuestamente debe velar por la integridad de los comicios, dijo antes de contarse un solo voto que "el otro candidato va a perder", y en efecto, cuando su rival llegó a tener 300,000 votos de ventaja, empezaron a aparecer votos fuera de fecha para voltear la elección.

Ahora bien, ese país no es Venezuela, obviamente, pues lo puse como ejemplo en otra parte de esta entrada. Es otro país, más al norte, que ha optado por el camino de la ilegalidad, la dictadura de la información a través de una prensa repugnante, la supresión de libertades individuales, un país que debería cambiar de nombre porque lo que estamos viendo en estos momentos no es ni la sombra de lo que el mundo conocía hasta hace poco. Se ha hablado mucho tiempo de "división" en ese país. Hay que decir que ese país ya no estará dividido en estados, sino en dos bloques irreconciliables, por las acciones en contra de la democracia cometidas por el partido a quien me refiero. La verdad es que, si de división se trata, hay que decirlo: se vienen tiempos mucho peores. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario