Más que oírla cantar, me gustaba escucharla hablar. Tenía un timbre suave y agradable. Aquí un fragmento de una entrevista que le hicieron a Tania Helfgott en un programa radial, a finales de los ochentas. Lástima que en la cabina estuviera acompañada por un mal locutor y peor entrevistador, pero no se le puede pedir peras al olmo a radio Studio 92.
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